Algunas empresas y startups han convertido los programas de becarios en una estrategia para reducir costos sin una planificación adecuada. En estos casos, los becarios terminan realizando tareas sin valor formativo, o siendo utilizados como reemplazo de empleados, sin la debida compensación. Esta práctica no solo afecta el desarrollo profesional de los jóvenes, sino que también puede dañar la reputación de tu empresa.
Sin embargo, cuando los programas de practicantes se implementan correctamente, pueden convertirse en una estrategia efectiva para optimizar costos y mejorar la productividad sin comprometer la calidad del talento. Lee más en este post.