El primer proceso es el corte de la materia prima, ajustándose a la longitud requerida según el producto. La forja o laminación son el segundo proceso, el cual contempla la deformación, reducción y orientación del grano molecular del acero, a una temperatura de 1,100 °C moldeando la barra o tocho en esferas, utilizando el proceso de laminación para los diámetros pequeños que son desde ¾” hasta 2 ½” pulgadas y el proceso de forja para los diámetros grandes comprendiendo de 3” hasta 5” pulgadas. Para terminar está el tratamiento térmico, el cual contempla el temple y revenido, mismos que son fundamentales para obtener un producto de calidad, donde la dureza y la tenacidad juegan un papel preponderante, permitiendo que el acero resista los impactos de las bola y el mineral, aunado a una alta resistencia a la abrasión, que se ocasiona por el proceso de la molienda. Para lo anterior, se monitorean los parámetros de control, certificando que todos los procesos sean los adecuados para obtener un producto de calidad y que cumplan con los requerimientos y expectativas que el cliente demanda, obteniendo el máximo rendimiento y beneficio por tonelada molida.
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