Biocombustibles… ¿son realmente una opción verde?

por | Dic 1, 2015 | Química y petroquímica | 0 Comentarios

Los biocombustibles se obtienen a partir de materia orgánica, principalmente de restos orgánicos procedentes de la producción de azúcar, maíz y trigo. El fundamento principal que apoya la obtención y el uso de los biocombustibles es que, al quemarlos, el dióxido de carbono que se libera a la atmósfera es el mismo que la planta absorbió durante su crecimiento, por lo tanto, se les considera combustibles “libres de carbono”. Aun así, el debate acerca del verdadero impacto que tienen estos sobre el ambiente genera muchas preguntas y nuevas investigaciones.

Desde mediados del siglo XX, se ha generalizado la preocupación acerca del agotamiento de los combustibles fósiles, como el petróleo o el gas natural. A partir de estas inquietudes se impulsó el uso de energías alternativas como la energía eólica, solar, hidráulica y la proveniente de la biomasa.

La biomasa es la material de la cual están constituidos todos los seres vivos, por lo tanto constituye una fuente de energía renovable y una gran opción para el manejo y disposición final de los desechos de varias industrias, que de otra manera terminarían contaminado el agua, como en el caso del aceite de cocina ya utilizado.

La producción de biocombustibles como una opción dentro del discurso de la “economía verde” es, aparentemente, una solución a los problemas de contaminación ya que representa una energía limpia y renovable en contraposición al uso de combustible fósiles. Aunque, según el artículo “Combustibles polémicos” publicado por la UNAM, su uso y producción actual revelan otra realidad.

Obtención de los biocombustibles

Con información del Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología, podemos decir que los biocombustibles se generan a partir de los tejidos de plantas o animales, residuos que genera la agricultura y la industria forestal, además de ciertos desechos industriales. Se utilizan diversos procesos para la obtención de cada uno de los biocombustibles, en esta ocasión hablaremos de bioetanol y biodiesel:

El bioetanol es un alcohol y, en mayor parte, se fabrica siguiendo un procedimiento similar al de la cerveza, en el que los almidones son convertidos en azúcares, los azúcares se convierten por fermentación en etanol, el que luego es destilado para obtener su forma final.

Se produce principalmente a partir de caña de azúcar o maíz (en algunos casos el maíz es mezclado con un poco de trigo o cebada), cuyos hidratos de carbono son fermentados a etanol por las levaduras del género Saccharomyces.

El biodiesel es un éster que puede producirse a partir de diferentes tipos de aceites vegetales, como los de soya, colza, girasol, y a partir de grasas animales. El proceso de elaboración del biodiesel está basado en la llamada transesterificación de los glicéridos, utilizando catalizadores.

Beneficios y ventajas de su utilización

En general se dice que el uso de biocombustibles produce un impacto menor en el medioambiente, producen menos partículas suspendidas y hollín, favorece el desarrollo rural, mejora el desempeño de los vehículos y, sobre todo, se ofrece como una alternativa al uso del petróleo. También propiciaría la creación de nuevas industrias y empleos, y un aumento en la actividad económica. En este aspecto se abrirían nuevas oportunidades para proveerse de energía a países que no cuentan con yacimientos de petróleo, lo que fomentaría la independencia energética de diversas naciones.

Contradicciones y posibles desventajas de la producción de biocombustibles

El principal punto negativo se refiere a la cantidad de energía que se debe invertir para su producción y la que se obtiene de ellos, por ejemplo, como se indica en “Combustibles polémicos”, el proceso productivo del etanol derivado del maíz depende en gran medida del uso del petróleo, tanto para alcanzar la cantidad de grano necesaria como para operar las plantas procesadoras, además del requerido para su distribución.

En tanto que para la producción de biodiesel a partir de palma aceitera, este mismo estudio afirma que la cantidad de agua necesaria para su producción y para su conversión de aceite crudo a refinado es su punto más débil. Además de la emisión de metanol de las aguas residuales y desperdicios durante la cadena productiva.

En general, y ante el panorama de crisis alimentaria mundial, los expertos se preguntan para qué destinar tierras de cultivo a la producción de combustibles controversiales en lugar de usarlas para mitigar el problema alimentario que se perfila cada vez más agudo, además de las implicaciones climáticas que conlleva.

En casos como Brasil, en los que la mano de obra es muy barata y los costos de producción muy bajos, el problema que se enfrenta es de tipo ecológico, se estima que este país ha destruido 300 millones de hectáreas de selvas y bosques en los últimos veinte años para aumentar el monocultivo de soya, caña y palma aceitera destinados a los monocultivos.

México y su relación con los biocombustibles

En el caso de nuestro país, la utilización de maíz para la producción de etanol ha repercutido en el precio del grano, aumentando el costo de alimentos básicos como la tortilla.

En los estados de Veracruz y Chiapas principalmente, se ha impulsado la producción de alcohol de caña y el aceite de palma destinados a la fabricación de etanol y biodiesel. En cuanto a las iniciativas federales, gran parte de ellas están destinadas a la exportación de materias primas para los grandes productores de estos productos.

Con base en información publicada por el Centro de Estudios Mario Molina, México debe diversificar la oferta energética e incrementar el uso de energías renovables por razones estratégicas, económicas y ambientales.

Con un aprovechamiento sustentable de sus recursos México puede aportar soluciones a nivel mundial y ser un ejemplo en cuanto al uso adecuado y responsable de sus recursos.

De acuerdo con este centro de estudios, para que la producción y utilización de biocombustibles sea benéfica para la sociedad y el medio ambiente, debe cumplir con los siguientes puntos:

  • Contribuya al bienestar económico regional y nacional.
  • No impacte indebidamente a la calidad del aire, el agua y el suelo.
  • Reduzca realmente la emisión neta de gases de efecto invernadero.
  • No requiera de cuantiosos subsidies.
  • No compita con la producción de alimentos o afecte negativamente a sus mercados.
  • No afecte a la biodiversidad ni contribuya a la deforestación.
  • No conlleve el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas que dañen a los ecosistemas.
  • No degrade o agote recursos naturales esenciales como el agua y los suelos fértiles.

Para garantizar el desarrollo sustentable de industria emergente es necesario cumplir con estos puntos, para ello es imprescindible la investigación, la creación políticas públicas responsables y aprovechar el conocimiento y experiencia que a nivel internacional se ha generado alrededor de este tema.

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