Para cualquier empresa, satisfacer las necesidades de sus clientes generando felicidad y fidelidad, y fomentando el consumo de sus productos mediante la recomendación (clientes 3F´s), es su principal objetivo; por tal motivo las empresas desarrollan estrategias, planes, controles y mejoras con la finalidad de obtener una mejor calidad en su producto final, para que la primera experiencia del cliente con el producto sea positiva y efectiva, y se puedan lograr los objetivos.
La metodología de las Buenas Prácticas de Manufactura o Fabricación (BPM/BPF), en inglés Good Manufacturing Practices (GMP´s), nos puede ayudar a entrelazar los procesos anteriores.
Las BPM/BPF tienen un enfoque basado en procesos productivos y de seguridad e higiene. Independientemente del tipo de industria, algunos de los requisitos que sugieren incluir son los siguientes:
• Almacenamiento
• Auditorías técnicas
• Capacitación
• Contratistas
• Control del agua
• Control de calidad
• Control de cambios
• Control de envasado
• Control de materias primas
• Control de operaciones
• Control de plagas
• Desecho final de residuos
• Devoluciones
• Documentación técnica
• Equipos y utensilios
• Instalaciones
• Liberación de PT
• Mantenimiento y limpieza
• No conformidades
• Organización
• Personal
• Quejas
• Retiro de producto del mercado
• Servicios
• Sistema de fabricación
• Sistema de gestión de la calidad
• Transporte
• Validación y calificación
A pesar de que estos lineamientos no son obligatorios para todas las empresas, adoptarlos es una decisión estratégica que proporciona una estandarización de los procesos que ayuda a evitar alguna falta que pueda afectar la calidad del producto y por tanto, la lealtad de nuestros clientes.
El ISO 9001:2008, la norma internacional que se aplica a los Sistemas de Gestión de la Calidad (SGC), es un buen ejemplo de BPM/BPF porque dota a las empresas de un valor que las hace sobresalir con respecto a las demás. Por medio de esta certificación se demuestra la capacidad que tiene una empresa para proporcionar productos que satisfacen a los clientes. Un sistema de este tipo tiene los siguientes enfoques:
• Aportación de valor en sus procesos.
• Procesos con un alto desempeño y con mucha eficacia.
• La comprensión y el cumplimiento de los requisitos.
• Obtención y análisis de mediciones objetivas que sirvan para la mejora continua.
La ejecución de este tipo de medidas requiere de constancia, decisión, creatividad y de conocimiento; por esto, muchas veces las empresas no son capaces de estandarizar sus objetivos, ya sea por falta de organización o porque sus procesos son tan complicados que confunden a las personas que los están implementando.
Normas como el ISO 9001:2008 favorecen un mejor y mayor conocimiento de las empresas y también del entorno en el que se desarrollan. Los indicadores tienen el poder para transformar mediciones en información que ayude a definir un rumbo más claro y preciso, para alcanzar un posicionamiento exitoso en el mercado y a la preferencia de los consumidores.
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