Uno de los grandes retos para todas las industrias, en esta década, es disminuir las emisiones de gases contaminantes. Incluso las cementeras, una de las sustancias más utilizadas en el planeta después del agua, no puede quedarse fuera de la conversación.
La industria cementera es una de las más contaminantes del planeta, pues no solo tiene un impacto en la extracción, sino que también contamina el aire con la emisión de polvo, además que requiere el uso de enormes hornos, que consumen grandes cantidades de energía, a esto podemos añadir que emite cantidades exageradas de CO2.
Según BBC, si la industria del cemento fuese un país del mundo, sería el tercero con más emisiones de dióxido de carbono en el mundo, con alrededor 2.800 millones de toneladas, solo superado por China y Estados Unidos.
Tan solo se debe tomar en cuenta que el cemento consume casi una décima parte del uso de agua industrial. Por mucho tiempo se han aceptado estos cambios medioambientales, pero puede que ahora la balanza se esté inclinando hacia otra dirección.
Nueva opción mexicana
Bajo esta necesidad de cambio comienzan a aparecer nuevas opciones. Un claro ejemplo de esto es el nuevo cemento creado por Holcim. Éste promete reducir las emisiones de carbono hasta en 50%.
De acuerdo con Ricardo Rodríguez, director de la planta ubicada en Macuspana, Tabasco, este nuevo material tiene un color rojizo debido a que “los minerales que tiene este cemento se encuentran en este región y estos mismos son los que hacen que el concreto tenga un color rojizo”.
Este nuevo producto es muestra de los avances de la industria del cemento mexicano, en su camino por alcanzar sus objetivos sustentables. Según los datos de Canacem, la meta de la industria es reducir para 2030 la intensidad de emisión de CO2.
Según Adrián Belli, director industrial de cemento Holcim México, este nuevo cemento contiene una composición diferente, se utilizaran minerales de la región para lograr el color y reducir 50% las emisiones de carbón, desde la creación hasta el empleo del mismo.
“Si un albañil anteriormente utilizaba 70 litros de agua, ahora podrá usar 50 o 60 litros” según declaró José Alfredo Rodríguez, gerente de Innovación de Holcim México. Este cemento, gracias a los minerales con los que está hecho, ayuda a que no exista la necesidad de pintar el muro, pues es de color rojo, se puede aprovechar el tono para reducir inversión en pintura.
“Si anteriormente se utilizaban 10 bolsas de 20 kilos, ahora se podrá reducir a nueve”, de acuerdo a lo dicho por José Rodríguez.
Una industria en cambio
Esta opción 100% mexicana es una más al cumulo de alternativas que la industria cementera está desarrollando. Otro proyecto para tomar en cuenta es el creado por la Universidad de Málaga, que también está reemplazando la fracción de cemento Portland, por otros componentes que tengan menor CO2, “se trata de utilizar materias primas locales o regionales para evitar la huella de carbono del trasporte, que no se está considerando mucho y muy importante. Lo que hay localmente es arcilla que se puede calcinar y que nos ayuda a la fabricación de cemento ecológico, lo que se hace es reemplazar una fracción del cemento diluyendo ese cemento por arcillas calcinadas que tiene una huella de carbono mucho menor”.
También en Singapur, la Universidad Tecnológica de Nanyang, está fabricando un nuevo biocemento hecho de materiales de desecho, de lodo de carburo industrial, y urea, material derivado de la orina de mamíferos como humanos, vacas o cerdos.
Si bien la industria cementera es una de las que más emite CO2, también es un sector que empieza a dar pasos hacia un entorno más sustentable.
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