México es un país de flora y fauna diversa, la misma cultura ha establecido el tipo de consumidores que son los mexicanos. La base de la alimentación en México se compone de alimentos perecederos; es decir, la población prefiere comer alimentos frescos antes que los empaquetados o congelados.
Una de las características de México es la variedad de alimentos que existen gracias a los diversos climas, lo que produce una extensa gama de alimentos, entre los que destacan los que mantienen sus cualidades naturales. Son las cualidades, así como ciertas dinámicas en el mercado interno nacional, lo que hace que los alimentos frescos figuren entre las preferencias de los compradores nacionales.
¿Cómo impacta el consumo de alimentos frescos en la industria alimentaria nacional?
El 50% de los compradores mexicanos utiliza la mayor parte de su gasto en alimentos frescos, y las razones para tomar esta decisión recaen en las consecuencias de la pandemia por Covid 19, una de ellas: la conveniencia.
Hasta antes de la llegada del Covid 19, muchas personas solían ir a los mercados a conseguir productos naturales, pero ante la contingencia sanitaria, los compradores prefirieron comprar productos fáciles de preparar y guardar.
Al principio esto impactó a los hábitos de los consumidores y a muchos productores de alimentos congelados y empacados, que vieron la situación como oportunidad de mercado; no obstante, esto se regularizó y el interés de las personas por la comida fresca volvió a crecer.
Para los productores de alimentos (tanto frescos como empaquetados), el impacto de estas decisiones fue positivo, pues existe el ahorro en mermas de la producción o una mayor permanencia de los productos en los anaqueles de establecimientos comerciales.
¿Cómo pueden las empresas B2B del sector alimenticio aprovechar la tendencia?
Las compañías deben adaptarse a los nuevos hábitos del consumo. Aquellas que manejan productos frescos, pueden continuar esa línea y apostar por migrar una parte de su producción a la línea de empacados. Sin embargo, para todas las marcas, ya sea de productos alimenticios frescos o congelados, que busquen desarrollar nuevos procesos, es importante desarrollar estrategias basadas tanto en un análisis de los factores de consumo en su segmento, como en una evaluación de sus capacidades de producción.
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