El Paquete Económico 2026 presentará un presupuesto austero con disciplina fiscal, ingresos proyectados en 22 % del PIB y gasto en 25 %, lo que generaría un déficit cercano al 3 %. Aunque no contempla una reforma fiscal, se esperan mayores ingresos por IEPS y aduanas. Analistas prevén optimismo en las proyecciones de crecimiento, inflación controlada y estabilidad cambiaria, en un esfuerzo por consolidar la salud de las finanzas públicas.
El Paquete Económico 2026, que será entregado hoy por la tarde al Congreso, se perfila como un presupuesto con sello austero y disciplina fiscal, en línea con la estrategia del Gobierno Federal de reducir el déficit y contener el gasto público.
De acuerdo con analistas, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) enfrentará limitaciones de ingresos y compromisos ineludibles en transferencias sociales, lo que dejará poco margen de maniobra para ampliar el gasto real respecto a 2025. Aunque nominalmente podría registrarse un aumento, en términos reales el presupuesto se percibiría más ajustado.
Economistas como Arely Medina (Banamex), James Salazar (CIBanco) y Marco Oviedo (XP Investments) coincidieron en que el Paquete 2026 apostará por un equilibrio: austeridad en el gasto, pero optimismo en los ingresos y en la proyección de crecimiento económico.
Según las estimaciones, Hacienda proyectaría ingresos equivalentes al 22.2 % del PIB, apoyados en una mayor recaudación en aduanas y un alza de IEPS en refrescos y bebidas alcohólicas, además de un repunte en la producción petrolera. No obstante, Banamex considera esta expectativa elevada, ajustándola a 22 % del PIB.
En materia de gasto, se anticipa un nivel de 25 % del PIB, lo que implicaría un déficit de alrededor del 3 % en su versión tradicional y cercano al 3.2 % en el ampliado. Por su parte, Oviedo prevé que el gobierno muestre cifras incluso más optimistas: crecimiento de 2.5 %, inflación en 3 %, tasa de interés de 6 % y tipo de cambio en 19 pesos por dólar.
El paquete también buscará revertir el deterioro de las finanzas públicas heredado de años anteriores, cuando los déficits fiscales alcanzaron niveles históricos. Para ello, la clave será sostener el equilibrio macroeconómico, aun en un contexto de presiones sociales y limitaciones estructurales en la recaudación.